
Durante los años ochenta y noventa Canadá tenía una política abierta con la migración. A los cubanos profesionales, por ejemplo, que llegaran a cualquier puesto fronterizo de Canadá —en aquel entonces se hacía, sobre todo, por avión—, las autoridades les daban facilidades de quedarse y comenzar una nueva vida en suelo canadiense. Eso se veía bien en los vuelos de Cubana de Aviación que pasaban por el aeropuerto internacional de Gander: el agente migratorio que se paraba junto a su vehículo podía darte la bienvenida a otro país de libertades.
En los noventa, mientras trabajaba en la oficina comercial de Cubana, sin embargo, pude comprobar que eso no cumplía para las nacionalidades muy restringidas, que eran motivo de rechazo o persecución, como me lo demostró la estrecha colaboración de las autoridades migratorias cubana y canadiense en aquellos tiempos: nosotros, como representantes de tráfico internacional, recibíamos entrenamiento en detectar pasaportes y visas falsas canadienses.
Hoy las cosas son diferentes, y no solo con inmigrantes. Dos artículos que he leído en internet —uno de Rolling Stone, y otro de National Public Radio (NPR)— han expuesto un panorama nuevo, que sorprende al inicio, pero luego toma claridad ante el análisis.
Los canadienses son típicamente vistos como personas bastante amigables, y hasta la pandemia del coronavirus, la mayoría estaban felices de dar la bienvenida a los estadounidenses. Pero cuando el coronavirus comenzó a propagarse rápidamente en marzo, Estados Unidos y Canadá cerraron su frontera compartida a todo el tráfico no esencial en un esfuerzo por contener la propagación de la pandemia.

Desde entonces, la patrulla fronteriza de Canadá ha impedido con efectividad que las caravanas de estadounidenses en casas rodantes y con alma de campistas crucen la frontera como lo hacen normalmente cada verano. Pero los estadounidenses son americanos y ponen su astucia en incumplir las nuevas regulaciones en la búsqueda de su habitual diversión de verano. Algunos han logrado entrar en Canadá diciéndoles a los oficiales de la patrulla fronteriza que se dirigían a Alaska. Esto se conoce como el «vacío legal de Alaska».
¿Qué cosa es esto? Bajo las reglas actuales, los estadounidenses pueden atravesar Canadá para llegar a casa a Alaska, pero deben viajar a lo largo de un camino directo. Cuando necesitan detenerse, deben mantener la distancia lejos del público tanto como sea posible. Judith Gadbois St-Cyr, portavoz de la Canada Border Services Agency (Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá), le escribió esto en un correo electrónico a CBC News: «A su llegada al puerto de entrada, un viajero que busque transitar a través de Canadá a Alaska deberá justificar su propósito de ir a Alaska». De las normas indicadas, los viajeros deben evitar los hoteles y recoger la comida a través de los drive-thrus. Las máscaras deben usarse en las paradas de descanso al tomar descansos en el baño. Sin embargo, la portavoz también escribió: «Es difícil conocer su historia. Tal vez se quedaron atrapados aquí o eligieron esperar cosas en nuestro país».
Según NPR, «la patrulla fronteriza canadiense ha logrado impedir que las caravanas de estadounidenses» crucen la frontera. Ahora, la mayoría llegan en veleros y yates de lujo. Muchos buscan refugio en las aguas interiores protegidas de la Columbia Británica y parques marinos, que son el hogar de orcas y abundante vida silvestre. Pero el número de naves de recreo estadounidenses que llegan del estado de Washington ha alarmado a los canadienses que viven justo al otro lado de la frontera. Para George Creek, un ex agente de seguros, cuya casa domina el puerto de Nanaimo en Columbia Británica, ha sido un llamado a la acción. «Muchos de nosotros, que somos navegantes retirados y todavía miembros del Consejo de BC Yacht Clubs, comenzamos a mirar el número de barcos estadounidenses que cruzan nuestra frontera, a pesar de la prohibición del gobierno federal», dice Creek, presidente de BC Marine Parks Forever.

Harto, Canadá anunció la semana pasada que está reprimiendo a los estadounidenses que aparentemente no saben hacia dónde está el norte. La Royal Canadian Mounted Police (RCPM) multó a varios estadounidenses que estaban de excursión cerca del lago Louise en Alberta. Lake Louise no está de camino a Alaska. Las autoridades han aumentado las restricciones.
Una razón por la que los estadounidenses están siendo vistos es que los navegantes canadienses están usando la tecnología para monitorearlos. Con el requisito de que todos los barcos de pasajeros tengan que estar equipados con dispositivos de rastreo para ayudar a prevenir accidentes relacionados con el clima, cualquier persona con conexión a Internet puede monitorear los cruces fronterizos e identificar los buques por tipo y país de origen, y hasta dónde han estado recientemente. Así que pueden hacerlo desde sus casas. Según el derecho marítimo internacional, cada barco de pasajeros debe estar equipado con un sistema de identificación automática que debe permanecer encendido en todo momento. Esto permite rastrear barcos en tiempo real y ayuda a prevenir colisiones en la niebla y el mal tiempo. Y muchos son de los Estados Unidos.

Creek estima que en este momento entre 30 y 40 barcos de recreo estadounidenses están navegando a través de las prístinas vías fluviales de Columbia Británica (BC). El presidente de BC Marine Parks Forever, George Creek, le dijo a NPR: «Muchos de nosotros que somos navegantes retirados y todavía miembros del Consejo de BC Yacht Clubs comenzamos a mirar el número de barcos estadounidenses que estaban cruzando nuestra frontera, a pesar de la prohibición del gobierno federal».
Una razón por la que los estadounidenses están siendo vistos es que los navegantes canadienses están usando la tecnología para monitorearlos. Con el requisito de que todos los barcos de pasajeros tengan que estar equipados con dispositivos de rastreo para ayudar a prevenir accidentes relacionados con el clima, cualquier persona con conexión a Internet puede monitorear los cruces fronterizos e identificar los buques por tipo y país de origen, y hasta dónde han estado recientemente.
Así que pueden hacerlo desde sus casas. Según el derecho marítimo internacional, cada barco de pasajeros debe estar equipado con un sistema de identificación automática que debe permanecer encendido en todo momento. Esto permite rastrear barcos en tiempo real y ayuda a prevenir colisiones en la niebla y el mal tiempo. Y muchos son de los Estados Unidos.
Creek estima que en este momento entre 30 y 40 barcos de recreo estadounidenses están navegando a través de las prístinas vías fluviales de Columbia Británica (BC). El presidente de BC Marine Parks Forever, George Creek, le dijo a NPR: «Muchos de nosotros que somos navegantes retirados y todavía miembros del Consejo de BC Yacht Clubs comenzamos a mirar el número de barcos estadounidenses que estaban cruzando nuestra frontera, a pesar de la prohibición del gobierno federal».
Pero Creek dice que los americanos están empezando a evadir el rastreo, pues se han dado cuenta de que están siendo rastreados a través de sus transpondedores. «Los están apagando mientras cruzan la frontera. Los vemos en la computadora, y en un punto en particular unos minutos más tarde, ya no están allí», dijo. El grupo marítimo de jubilados sabe que los barcos no regresaron repentinamente, o se hundieron. Eso es porque los navegantes canadienses que navegan de constante por la costa interior han estado reportando la ubicación de embarcaciones sospechosas, es decir, barcos norteamericanos. Ellos reportan los avistamientos a la división marina del RCMP, aunque no está claro si se han hecho arrestos.

Tanto Creek como sus compañeros canadienses desaprueban el cruce de los estadounidenses. Como señala NPR, una encuesta encontró que 8 de cada 10 canadienses quieren que la frontera con los Estados Unidos permanezca cerrada debido al coronavirus.
Los navegantes canadienses recientemente se enfadaron después de que un gran yate de los EE. UU. se detuviera en una pequeña posta en busca de suministros. Creek le dijo a NPR con enojo: «Deambularon por el muelle. Tres o cuatro adultos y el resto eran adolescentes sin distanciamiento social, sin máscaras, y pasaron por la tienda como si estuvieran comprando en Walmart».
Existe una alarma generalizada por la rapidez con la que el coronavirus se ha propagado a través de los Estados Unidos continentales y lo que muchos canadienses ven como el flagrante desprecio de los estadounidenses por el uso de máscaras y el mantenimiento de una distancia social segura.
Creek está particularmente preocupado por las pequeñas comunidades aisladas, como Refuge Cove en Desolation Sound, donde los navegantes se detienen en busca de combustible y comida. Muchos son el hogar de las personas de las Naciones Originarias de Canadá y no tienen instalaciones médicas. Todo lo cual ha frustrado a Creek, ya que Estados Unidos no ha logrado sofocar con éxito el brote de coronavirus.

«No estuvo fuera de lugar llamar a los EE.UU. la placa de petri más grande del mundo», dijo. Para los navegantes que se cuelan en Canadá para disfrutar de sus parques marinos y calas aisladas, George Creek quiere que se sepa: Están siendo observados.
Pues, ¿quién lo iba a decir? La vida es, como decimos los cubanos, un cachumbambé (sube y baja). Uno nunca sabe cuándo va a necesitar de alguien. Por eso lo de: «No le tires piedras al vecino…». Ustedes saben el resto.
Afortunadamente, los ciudadanos norteamericanos no somos ni ladrones, ni narcos, ni drogadictos, ni violadores, aunque algunos no descendamos de caucásicos europeos…, o no tengamos yates para colarnos en Canadá. Y, total, por qué tanto alboroto si lo único que quieren los ciudadanos «Born in the USA» es resolver su problema. Por suerte, los canadienses son típicamente vistos como personas bastante amigables.
Estamos salvados.