
Charles Chaplin, «el genial cómico de todos los tiempos» —como le calificaran en Cuba—, en el artículo que escribiera para The New York Times el 27 de octubre de 1940 «Mr. Chaplin Answers His Critics”; The Comedian Defends His Ending of “The Great Dictator”» (Mr. Chaplin les responde a sus críticos; el comediante defiende el final de «El gran dictador»), escribió: «La risa es el tónico, el alivio, el cese del dolor». Lo hizo en respuesta a lo que escribió otro periodista en idéntico periódico, a propósito de la película mencionada: «quedó magnífica».
Se ha desatado una verdadera ola de humor en las redes sociales contra la pandemia que nos azota, lo cual no es nuevo, pues burlarse de las penurias, lo que nos molesta, lo que rechazamos, y hasta lo que deseamos, pero no obtenemos, es una de esas estrategias utilizadas por el hombre desde tiempos inmemoriales para paliar la frustración y ayudarse a deglutir la derrota, la rabia, la adversidad o la impotencia.
¿Alguien sabe cómo o dónde comenzó todo esto?
Una las primeras manifestaciones de este «movimiento» apareció en unos tuits en las redes sociales angloparlantes. Como se publicó en la revista Rolling Stone online, la historia sucedió así:
Poco antes de la medianoche del miércoles 11 de marzo, Brittany Barkholtz, una terapeuta en la ciudad de St. Paul, Minnesota, tenía dificultades para dormir. A la hora que se fue a la cama, Donald Trump ya había hecho el intento de tranquilizar a la nación con una aparición en horario estelar, Tom Hanks y Rita Wilson habían anunciado que dieron positivo en un examen por coronavirus, Harvey Weinstein había sido sentenciado a veintitrés años de prisión por descaradito, y la NBA había suspendido los juegos por el resto de la temporada tras descubrirse que un jugador del Utah Jazz también había dado positivo al examen del COVID-19.
Todavía presa del insomnio, Barkholtz se metió en las redes sociales y encontró este tuit: «Hoy fue un día tipo We Didn’t Start the Fire (Nosotros no iniciamos el fuego)». El autor del mensaje era el escritor para televisión Matt Warburton, cuyos créditos incluyen The Simpsons y The Mindy Project.
Barkholtz, quien enseña piano y es una seguidora de Billy Joel, le dio forma a esta idea y, en media hora, tuiteó en su cuenta una nueva versión del éxito de Joel de 1989:
Schools close, Tom Hanks, trouble in the big banks/No vaccine, quarantine, no more toilet paper seen/ Travel ban, Weinstein, panic COVID-19, NBA, gone away, what else do I have to say?
(Las escuelas cerradas, Tom Hanks, problemas en los grandes bancos/No hay vacunas, sí cuarentena, y el papel higiénico no se encuentra/Prohibición de viajar, Weinstein, pánico por el COVID-19, la NBA cancelada; ¿qué más puedo decir?)
(Por supuesto, para que esas frases tengan sentido al comparárseles a la canción de Billy Joel es necesario, primero, recordar cómo va el ritmo de la letanía de eventos históricos cantados y, segundo, hacerlo en inglés).
La terapista declaró luego: «Nací en 1990, y esa canción recoge los sucesos hasta el final de los 80. Pero, me dije “necesitamos una segunda parte porque toda mi vida ha transcurrido después de esa canción».
Aunque Barkholtz se haya inspirado en el tuit de Warburton, ella no fue la única en hacerlo. Otros parecen haber visto otro post, ahora del veterano humorista de televisión Mike Royce, que escribió: «Billy Joel debería hacer una nueva versión de We Didn’t Start the Fire que recoja los eventos de los últimos diez minutos».
Lo que sea que haya sido, escritores profesionales, amateurs, y fanáticos de la música inundaron las redes sociales con sus propias versiones de la canción.
Para Barkholtz, por ejemplo, fue una sorpresa que su tuit se pasara 68,000 veces en los próximos dos días, en parte gracias a tuits que colgaron George Takei y Patton Oswalt.

Recordemos, entonces, el trabajo del artista que dio pie a esa ola de humor. We Didn’t Start the Fire apareció en el álbum de Billy Joel de 1989 Storm Front. Es un rápido conteo de sucesos que fueron titulares entre 1949 —el año en que nació Billy Joel— y 1989, cuando salió el disco. La idea se la dio al cantante una conversación que sostuvo con un amigo veinteañero de Sean Lennon, quien se quejaba de lo terrible que era esa época para sus cortos 21 años.
Joel le apoyó, al decir: «Sí, me acuerdo cuando tenía 21 años. Pensaba que pasábamos por duros momentos con lo de la guerra de Vietnam, los problemas con las drogas, y la lucha por los derechos civiles». El amigo de Sean replicó a esto: «Sí, sí, pero usted era un niño en los cincuenta, y todo el mundo sabe que en aquella época no pasó nada». A lo que Joel ripostó con: «Un momento. ¿Ustedes no han escuchado nunca nada sobre la Guerra de Corea o la crisis del Canal de Suez?».
Ante la pregunta del biógrafo Fred Schruers, «¿Qué significa la canción? ¿Una apología por los baby boomers?», Billy Joel respondió: «No, no lo es. Es tan solo una canción que explica que el mundo es un desastre. Que siempre ha sido un desastre, y que siempre será un desastre».
Y no diré más sobre la canción, pues eso puede ser tema para otro trabajito.
En cuanto a mí, me vino a la mente un «chiste» que decíamos en la Lenin:
- ¡Ay, así no se puede vivir!
- ¡Ay, así no se puede!
- ¡Ay, así no sé!
- ¡Ay, así no!
- ¡Ay, así!
- ¡Ayyyyyyyy!
Comparto la opinión de Billy Joel, pero me voy a entregar al optimismo de Charles Chaplin, quien también es uno de esos artistas que venero y respeto como de lo mejor que ha pasado por la humanidad:
«Nada es permanente en este malvado mundo, ni siquiera nuestros problemas» (dicho en una escena de Monsieur Verdoux).
«Tenemos que reírnos en la cara de nuestra indefensión ante las fuerzas de la naturaleza, o volvernos locos» (en su My Autobiography (Mi autobiografía), en la concepción de The Gold Rush (La quimera del oro)).