
Durante esta investigación me sorprendió sobremanera encontrar que tantos «defensores» de la democracia y la constitucionalidad violaran y aplastaran la democracia y la constitucionalidad de otro —en este caso Chile y el gobierno de Allende—, únicamente por ser distinto.
Es como los abusadores en las escuelas que descargan su odio contra los débiles y los impedidos, porque son diferentes.
Samba anti-latinoamericana.

Una serie de documentos desclasificados de la Casa Blanca publicados en 2009 revelaron que Nixon, durante su gestión, ofreció dinero y ayuda discreta al dictador brasileño Emilio Garrastazu Médici (foto) para influir a las fuerzas armadas chilenas con el fin de derrocar a Allende.
De acuerdo con papeles oficiales secretos divulgados por la organización no gubernamental National Secret Archives, Nixon le preguntó a Médici, en un encuentro en la Casa Blanca el 9 de diciembre de 1971, si los militares chilenos eran capaces de derrocar a Allende, a lo cual Médici le respondió que sí y «dejó claro que Brasil estaba trabajando con ese objetivo».
El Archivo de Seguridad Nacional de Estados Unidos publicó documentación desclasificada sobre el esfuerzo del régimen brasileño para subvertir la democracia y apoyar la dictadura en Chile en 1973.


Al más alto nivel entre Estados Unidos y Brasil impulsaron el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende, muestran los documentos desclasificados.

De acuerdo con Telesur, entre los documentos destaca un memorando de una reunión entre Nixon y Médici (foto), los cuales demuestran que la dictadura de Brasil intervino, junto a Estados Unidos, para derrocar al gobierno de Salvador Allende.
Los documentos de inteligencia, publicados por el centro con sede en Washington, muestran que Médici le dijo a Nixon que Allende iba a ser depuesto «por la misma razón que (el presidente João) Goulart había sido derrocado en Brasil».

João Goulart (foto) fue depuesto por un golpe militar en 1964, tras el cual se instauró una dictadura que duró hasta 1985.
Otro documento de inteligencia de la CIA citado por el Archivo de Seguridad Nacional sobre una reunión entre altos oficiales brasileños señala que uno de ellos creía que «Estados Unidos obviamente quiere que Brasil “haga el trabajo sucio” en Sudamérica».
Por otro lado, en la investigación del brasileño Roberto Simon se muestra cómo a los pocos días de la elección de Salvador Allende, el 4 de septiembre de 1970, el embajador de Estados Unidos en Chile, Edward Korry, se reunió con el embajador de Brasil en Santiago, Antonio Cândido da Câmara Canto, y compartió detalles de los esfuerzos iniciales de Estados Unidos para bloquear la toma de posesión de Allende.


Simon (izquierda) y Korry (derecha).

También se ha citado el trabajo del mismo investigador, que en su libro «Brasil contra la democracia: dictadura, golpe en Chile y la Guerra Fría en Sudamérica» (foto) indagó sobre el tema.
Según Simon, «Brasil dio un apoyo directo y un modelo para la dictadura de Pinochet» y la imagen del régimen militar de Brasilia como una «“marioneta de Washington” completamente alineado con la superpotencia regional es un mito y relega a Brasil a un mero rol subsidiario en la región».
Para Simon, «la dictadura brasileña tenía sus propias motivaciones, estratégicas, ideológicas, económicas y de otro tipo, para intervenir en Chile».
Juro por la bolsa del canguro.
¿Australia?







El 2 de junio de 2021 el Gobierno de Australia rechazó desclasificar documentos sobre su presunta participación en el golpe de Estado de 1973 en Chile, pues la fiscal general, Michaelia Cash (foto), señaló en una orden emitida el 25 de mayo que los testimonios de asuntos «confidenciales» en el caso «perjudican a la seguridad, defensa y relaciones internacionales» de su país.
El caso, que no es judicial, abordaba asuntos gubernamentales. El Ejecutivo defendió su posición durante la vista ante el Tribunal de Apelaciones Administrativas (AAT por Administrative Appeals Tribunal).
El exoficial de inteligencia militar australiano Clinton Fernandes, exanalista de inteligencia del ejército australiano y profesor de estudios internacionales en la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Canberra, pidió al AAT que el director general de los Archivos Nacionales de Australia, David Fricker, hiciera público parte o la totalidad de los documentos sobre la actuación de Australia en el derrocamiento del presidente Allende con el golpe militar de Pinochet, invocando la libertad de información.


Fernandes (izquierda) y Fricker (derecha).
En octubre de 1974, el diario Sydney Morning Herald publicó un artículo titulado «Espías australianos ayudaron e instigaron a la CIA en Chile». Y en 1977, Gough Whitlam —entonces líder de la oposición— reconoció las actividades de personal de inteligencia australiano «para desestabilizar al Gobierno de Chile».
Fernandes buscaba ahora una mayor desclasificación del registro histórico sobre las operaciones de Australia en Chile, con la nueva publicación de los documentos, pero sin censura.
«El Gobierno australiano insiste en el secreto para evitar tener que admitir ante la opinión pública australiana que ayudó a destruir la democracia chilena», opinó Fernandes, citado por el NSA.
Fernandes argumentó en un documento presentado ante la AAT, que «muchos australianos tendrían derecho a expresar su legítima preocupación si se descubriera que Servicios Secretos de Inteligencia Australianos (ASIS por Australian Secret Intelligence Service) o de la Organización de Seguridad de Inteligencia Australiano (ASIO por Australian Security Intelligence Organisation) cooperaron con Estados Unidos, Reino Unido o los servicios de inteligencia chilenos durante el régimen de Pinochet».
Finalmente, al cierre de las sesiones, después de una batalla de 4 años, los documentos quedaron liberados. De hecho, la desclasificación de los documentos de la NSA estadounidense ya daba información sobre el involucramiento de Australia en el golpe de estado en Chile.
Sin embargo, el material resultó estar «muy censurado» y tener «pocas revelaciones de operaciones encubiertas reales, recopilación de inteligencia o relaciones de enlace con la CIA en Chile», señala el NSA en su sitio web.
La mayoría de los cables, memorandos e informes tratan de «aspectos prácticos», agrega la fuente. Aun así, los documentos divulgados confirman detalles de las operaciones secretas de Australia en Chile filtradas a la prensa o admitidas por políticos a lo largo de los años.
Ahora se sabe que Australia envió a Chile en 1971 a agentes de ASIS que instalaron una «estación» en Santiago de 1971 a 1973 a pedido de la CIA. Tres años antes del golpe, ya la CIA le había solicitado ayuda al ASIS para realizar operaciones encubiertas en Chile.

En diciembre de 1970, el ministro de Relaciones Exteriores australiano, el liberal William McMahon (foto), autorizó abrir esta célula secreta en la capital chilena, cuyos equipos y agentes llegaron a mediados de 1971.
Las operaciones, que implicaron reclutar activos chilenos y presentar informes de inteligencia directamente a la sede de la CIA en Langley, Virginia, duraron 18 meses.

Para principios de 1973, el nuevo primer ministro australiano, el laborista Gough Whitlam (foto), ordenó al director del ASIS poner fin a la operativa en Chile, «inquieto» por la posibilidad de que se hiciera pública una participación de Australia «extremadamente difícil» de justificar, según los registros difundidos.

La célula de espionaje australiana se cerró aparentemente en julio de 1973, pero al menos un agente de ASIS se quedó en Chile hasta después del golpe, mientras que algunos oficiales de ASIO trabajaron como agentes de inmigración encubiertos y ayudaron a la CIA estadounidense antes del golpe.
(Nixon y McMahon reunidos en la Casa Blanca)
Para ver y/o leer los documentos australianos liberados a la opinión pública, sigue este enlace: https://wordpress.com/post/elabrevaderojm.com/4891.
¿Cómo se enseña «el 11» en las aulas?
Siempre he tenido curiosidad por saber qué hay detrás de una pieza artística, una vida, un suceso; conocer la historia que no se refleja. Por ejemplo, cómo se hizo una película, qué sucedió en la filmación. O cómo, por qué surgió una canción, porque no siempre es pura inspiración banal; muchas veces hay una historia desgarradora o de cualquier otra índole que hace surgir la letra.
Sé que la Historia va a reescribirse en el futuro. Ya hasta hoy se han derribado —y se seguirán derribando— estatuas, se obvian o se cambian pasajes, se renombran sitios, y hasta se promulgan leyes para tapar vergonzosos momentos en la vida de una nación.
Para el próximo siglo será como vivir en un universo paralelo al que conocemos hoy.
Por eso me pareció interesante la pregunta que sirvió para desarrollar un artículo publicado en la página chilena latercera.com el 8 de septiembre del 2018.
Según ellos «el Ministerio de Educación (de Chile) (Mineduc) sugiere que se deben analizar las distintas interpretaciones sobre lo ocurrido en 1973, pero los recursos y actividades varían dependiendo de los profesores, quienes coinciden en que aún existen muchos prejuicios».

Un profesor de Historia, Geografía y Ciencias Sociales del Liceo Dr. Amador Neghme Rodríguez les expuso que ellos adoptaron como tradición visitar Villa Grimaldi (foto) cada septiembre a raíz de lo que sucedió con un estudiante en una de las primeras ocasiones que lo hicieron —hacía 2 años—:

«Mientras visitábamos el “Jardín de las rosas” (foto), Cristóbal Morales, uno de los alumnos presentes, se detuvo de golpe y pidió la palabra: Érika Sandoval, su tía, quien falleció a los 15 años, estaba ahí, honrada para siempre en una rosa».
(Los cartelitos ovalados llevan los nombres de las víctimas de la dictadura pinochetista allí honradas)

Villa Grimaldi fue la Hacienda de Peñalolén, allanada por la dictadura pinochetista para convertirla en un centro de detención y tortura operado por la DINA. Hoy es un museo, y el «Jardín de rosas» una rosaleda en memoria a las mujeres víctimas de la dictadura.
El docente explicó: «Cuando empezamos a ver la Unidad de Dictadura Militar, lo primero que hacemos es preguntar qué es lo que se ha hablado en las casas. Y se van planteando casos donde hay de todo: desde padres que les dicen que no se hable, porque ya pasó, hasta padres que desde chicos los involucran. Es un área que aún produce mucho interés en el estudiantado y que es necesario trabajar con diversas actividades».

Los redactores del artículo añadieron un detalle: el liceo se encuentra a pasos de la casa que cobijó a los hermanos Vergara Toledo (foto) y frente al Memorial de Detenidos y Desaparecidos de Villa Francia, por lo que su localización y, principalmente, la historia activista que vincula al barrio con esto ha resultado clave para los profesores de Historia del liceo: se ha incluido como un elemento más en el currículo.
Como decía Matías Martínez: «Muchas veces hay alumnos que saben incluso más que uno sobre ciertos temas, por ejemplo, con lo que pasó acá».

El Memorial de Villa Francia (foto) es un monumento en Santiago que honra a los ejecutados políticos víctimas de la dictadura: dirigentes políticos y sindicales y militantes de partidos de izquierda.
Las visitas a Villa Francia, Villa Grimaldi, el Museo de la Memoria, el Memorial y los murales históricos se han convertido en un valioso material de estudio para la comunidad de los colegios.
El Museo de la Memoria fue construido para conmemorar a las víctimas de violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura militar, inaugurado por la presidenta chilena Michelle Bachelet.


Museo de la Memoria y Michelle Bachelet.

Carla Contreras, jefa del Departamento de Historia del Instituto Nacional (foto), asegura que es necesario por parte de los profesores llevar a sus alumnos «para conocer la realidad». Ella afirma que:
«Cuando hacemos las reuniones de nivel, varias veces las profesoras nos han contado sus experiencias con estudiantes que tenían visiones sesgadas y que se impactan con lo que ven. Les provoca congoja y emoción. El museo les parece impactante».
Así que cada vez que se estudia la Unidad de Dictadura Militar se realizan visitas guiadas a Villa Grimaldi y al Museo de la Memoria.
El artículo señala que otros centros prefieren diferentes opciones.
José Luis Rebolledo, jefe del Departamento de Historia del Colegio del Verbo Divino
, cuenta que ellos programan visitas al Congreso Nacional
, con el fin de que los estudiantes tengan la posibilidad de interactuar sobre el tema con diputados y senadores, al Cementerio General
, donde los alumnos realizan un recorrido histórico que comprende desde Bernardo O’Higgins
hasta la tumba de Salvador Allende
y el Memorial de Jaime Guzmán
, entre otros.
Loreto Jara, investigadora del equipo de política educativa en Educación 2020, al respecto sostiene que es fundamental para la formación de los estudiantes tener contacto con sitios de memoria y conocer testimonios de personas que vivieron el periodo.

Ella asegura que «estar en lugares que hayan sido escenarios de esa historia es mucho más efectivo desde el punto de vista de la fijación de ese aprendizaje. No es lo mismo leer una cosa que estar ahí».
(En la foto: Loreto Jara)
Lo que es común para todos los profesores es referirse al período como «dictadura». Pero Rebolledo es enfático en aclarar que evitan categorizar: «Nosotros, como Departamento de Historia, hablamos de dictadura, pero hacemos la reflexión de qué es la dictadura como concepto político, con las definiciones que esta conlleva y comparando con ejemplos actuales».
Ante conceptos como «golpe o pronunciamiento militar», la situación es distinta pues Rebolledo explica que no utilizan ninguno de los dos términos, sino que hablan de «quiebre de la democracia» e instalan la acción de las Fuerzas Armadas dentro de este contexto para que «sean los chicos los que elijan si le dan la categoría de golpe o pronunciamiento».
La tónica de presentación del período dictatorial ha ido cambiando en la enseñanza chilena. Desde 1996 el objetivo fue comprender a grandes rasgos el quiebre de la democracia en el país y que todas las personas tenían derechos que debían ser respetados.
En 1998, se definió que se profundizara el contexto histórico previo al golpe y el período de «dictadura hasta el regreso a la democracia», confrontando las distintas visiones políticas.

Pero con la actualización de 2009 del marco curricular el estudio de la «dictadura militar» adquirió mayor trascendencia. Los profesores concuerdan en que lo más importante es generar un espacio de reflexión crítica.
(En la foto: Equipo Educación 2020)
Loreto Jara opina: «Es legítimo que los profesores tengan su opinión al respecto, pero también es legítimo que la transparenten y problematicen en torno a eso. La idea es que puedan entregar la mayor cantidad de perspectivas, fuentes y recursos para aproximarse al tema y que orienten a sus estudiantes en la generación de un pensamiento crítico al respecto».
En las bases curriculares del Mineduc se indica como uno de los objetivos el «analizar y comparar críticamente distintas interpretaciones historiográficas sobre el Golpe de Estado de 1973 y el quiebre de la democracia». Los redactores informan que los alumnos leen desde Gonzalo Vial Correa hasta Gabriel Salazar Vergara, aludiendo a ambas visiones.


Gonzalo (izquierda) y Gabriel (derecha).
También se emplea material audiovisual como las películas «Machuca», «No» y «Colonia». En uno de los liceos las clases de Historia igualmente utilizan la revisión de distintos diarios de la época.



En el liceo de Villa Francia los docentes propusieron una jornada interdisciplinaria, como explicó Martínez: «Educación Física puede hablar de deportistas detenidos desaparecidos o si es verdad que Pinochet financió el Estadio Monumental de Colo Colo. Lenguaje puede hablar de los poetas desaparecidos. Se puede conversar sobre cuál fue la postura de las ciencias, que fue muy blanda respecto de lo que pasaba en dictadura».


Estadio Monumental y emblema del Club Social y Deportivo Colo-Colo.
Los alumnos del Instituto Nacional todos los años celebran el «Día de la Memoria Institutana», para rendir homenaje a los 33 exalumnos de la institución que fueron ejecutados, torturados o resultaron desaparecidos durante el periodo.

Fernando Soto Concha (foto), hoy rector del Instituto Nacional, aseguró que el objetivo de la actividad era resaltar la tolerancia y el respeto:
«Nadie puede sentirse dueño de la verdad, queremos transmitir la riqueza del pluralismo en un centro educativo», y propuso que fuera un acto más allá de lo político, por lo cual invitó a los alumnos militantes a que (aquel) 27 de septiembre depusieran sus banderas «en pos de una búsqueda de una identidad más amplia».
Soto Concha contó que, siendo estudiante de Historia y Geografía en el Pedagógico de la Universidad de Chile en 1975 «estaba desterrada cualquier posibilidad de mencionar temas de la contingencia política».
Y también en 1978, cuando logró el permiso del ministerio para dar clases: «Estaba vedado en los colegios, no se tocaba: se saltaba. Aquellos que lo intentaron, sufrían el rigor de los sostenedores. Era un tema tabú, había mucha persecución laboral».
Rebolledo confirmó esta situación: «Antes de llegar al Verbo Divino, en 1983, trabajé en otros lugares donde era imposible hablar estos temas: era tabú. Acá pensé que sería igual, pero me sorprendí positivamente. Había mucho respeto por la enseñanza de la historia».
Pese a las restricciones propias de la época, Soto afirmó que siempre abordó el tema, aunque fue complicado, pues no se leían textos que fueran contrarios a la visión oficialista, y se veía obligado a sugerir lecturas a escondidas. La situación, crítica durante la década de los 80, incluso le valió en más de una ocasión perder su trabajo y a otros colegas también.
Soto dijo: «No es lícito generar una persecución laboral a alguien que intenta hacer su labor de la manera más ética y beneficiosa para los estudiantes. En esos tiempos había mucha persecución y represión».
Lo mismo que ha hecho la dictadura cubana.
En 2006, una encuesta realizada por la académica de Psicología de la Universidad Diego Portales, María Isabel Toledo Jofré, arrojó que el 49% de los colegios evitaba enseñar este periodo, aun cuando en el 2000 el Ministerio de Educación lo había instaurado como una materia obligatoria.


María Isabel y la Universidad.
Hoy, sin embargo, el escenario parece ser distinto: los profesores aseguran contar con las condiciones y la madurez para trabajarlo con los estudiantes y coinciden en que es un contenido ineludible.
No obstante, hay críticas. Si bien reconocen que es un avance significativo que la dictadura militar forme parte de una unidad completa, los docentes piensan que debiese trabajarse de manera más transversal.
Al respecto, Matías Martínez apuntó: «Este tema, que nos hace conversar como sociedad, no puede estar encerrado en el cubículo que es Historia y Ciencias Sociales», y Loreto Jara coincidió: «La idea es que sea un tema transversal y no se lo dejemos únicamente al profesor de Historia: desde un enfoque multidisciplinario puede ser mucho más enriquecedor».

Mario Aguilar Arévalo (foto), actual presidente del Colegio de Profesores de Chile afirmó que el tema del Golpe Militar aún no está lo suficientemente incorporado en los planes de estudio, porque «hay un tratamiento mínimo para eludir la polémica».
También opinó que los programas son débiles: «Nuestra evaluación preliminar es que son lecturas light. Debiera haber una postura clara de condena a todo tipo de violación a los derechos humanos y todo tipo de dictadura».
Así y todo, las opiniones y los calificativos usados en los planteles están encontrados:
- «Se nota que es de izquierda por algunos comentarios que hace, como “Pinochet asesino”»
- «Profe, ¡qué comunista!»
- «Profe, ¿qué es, facho (fascista)?»
- «Profesor, yo sé que usted es comunista, tiene toda la pinta, ¿milita?»
Un alumno del Colegio del Verbo Divino reconoció que su profesor de Historia era «súper equilibrado» y «respondía las cosas como eran», pero «pero no le gustaba que hablaran mal de un presidente de Chile».

Este mismo alumno confesó que se sentía más cercano a la derecha, porque su familia lo era, pero las últimas tareas que había tenido en el colegio lo habían «liberalizado». «Me di cuenta de las distintas violaciones a los derechos humanos que se cometieron en toda América Latina. Me hizo ver que es un panorama lleno de matices y no blanco y negro».
(En la foto: libros de texto chilenos)
Los contenidos del Golpe Militar y del quiebre de la democracia generan cierto resquemor en el estudiantado. Mucho prejuicio, precisan los profesores.
Matías Martínez decía: «Si tú hablas de un tipo de cosas, te dicen. Pero si hablas de lo otro, te critican. Me han dicho varias veces que soy comunista, por referirme a la “violación a los derechos humanos”».
Y Rebolledo concordó: «La historia está cargada de prejuicios, lo que conoces finalmente es la que te cuenta tu familia».
Martínez también creía que era una conducta heredada: «Les explico que no soy comunista. El prejuicio, en ese sentido, es transversal».
Rebolledo defendió la labor que ellos desempeñan: «Nuestro objetivo no es contarles una historia distinta ni hacerles creer que les mintieron, simplemente es ir al rescate de esos conocimientos previos y a partir de ahí generar reflexiones».
Este es un pasaje abominable en la Historia Universal, en el cual se violó todo lo que damos por sentado en una democracia. Lo que hay para contar aún no termina, pero eso será tema de otra ocasión porque aquí concluye este trabajo.
Ojalá te animes a opinar o comentar algo sobre este trabajo. Ojalá te animes a compartirlo para que otros, que quizás no sepan detalles, conozcan más, o refresquen lo que puedan haber olvidado.

Por mi parte, desde mi modesta página, estoy complacido de haberle mostrado mis respetos al señor Salvador Allende, el de la voz calmada, el del rostro sincero, el líder de los trabajadores, el que no se le entregó a los traidores, el presidente constitucional de Chile.
Excelente investigación Jose Mario!! Esperare otros trabajos tuyos para compartirlos con mis amigos, pues me parecen interesantísimos!!!!
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¡Muchas gracias por tus palabras! Espero seguir a la altura para que tú y tus amistades sigan enganchadas a mi página y continúe creciendo su audiencia.
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